Hemingway 9 / HEMINGWAY IZQUIERDISTA


 

Después de haber leído tantos libros sobre Ernest Hemingway no he llegado a saber cómo diablos se libró de las represalias del famoso “Comité de Actividades Antiamericanas”. Las grandes biografías apenas dejan entrever lo que ocurrió. De eso algo debí dejar escrito en mis libros anteriores sobre el autor y su relación con lo vasco, en general, no me acuerdo bien. Quizá pueda volver sobre el asunto más adelante. Ahora, pasen y vean la autor cuando era joven y de izquierda. Empiezo citando a un tal José Luís Castillo-Puche, un camisa vieja reconvertido en demócrata y en experto en Don Ernesto. Me ahorro más presentación. Ya irá apareciendo, y por sus hechos lo conoceréis.

E.J.O. (Un perro andaluz)

 

HEMINGWAY IZQUIERDISTA

En 1932 Ernest Hemingway se coronaba a sí mismo como el mayor experto en tauromaquia de los EUA, e incluso de todo el mundo de lengua inglesa que sepamos, con la publicación de 'Death in the Afternoon', 'Muerte en la tarde'. Antes, en 1929, había publicado ‘A Farewell to the Arms’, ‘Un adiós a las armas”, llevado al cine por primera vez en 1932 precisamente con Gary Cooper, con quien el autor mantuvo una amistad de por vida, y Helen Hayes en los papeles principales.



Volviendo a ‘Death in the Afternoon, de ese libro, sobre todo de lo que rodea al sacrificio de los toros en plazas ad hoc, de las que los animales, esos de cuatro patas, no tienen escapatoria, escribiría José Luís Castillo-Puche que “en realidad es un tratado sobre España”, y todo ello a cuenta del último capítulo del mismo, el XX, que empieza así:

Si yo hubiese podido conseguir que este libro fuera realmente un libro, habría procurado que lo contuviese todo; el Prado, parecido a un gran edificio universitario americano, con las mangas regando el césped a primera hora de la mañana, en el rutilante verano madrileño; las colinas desnudas, blanquinosas, que miran hacia Carabanchel; los días en el tren, en agosto, con las cortinillas echadas del lado del sol y el viento que las hinche, la paja que se abate sobre las eras de tierra endurecida y que el viento obliga a entrar en el coche, el olor del grano y de los molinos de viento de piedra. Estaría también en ese libro el cambio de paisaje, cuando se deja a la espalda Alsasua y la verde campiña a su alrededor, y estaría Burgos, a lo lejos, en la llanura, y el queso que se come más tarde en la habitación...”.

Y más adelante:

Para tener a España dentro de este libro hubiera hecho falta traer también a cuento al muchacho alto y flaco, de ocho pies y seis pulgadas, que anunciaba el espectáculo del Empastre, antes de que llegara a cada ciudad”.

Algo parecido escribió sobre París, esta vez como prefacio al libro 'A Moveable Feast', traducido como 'París era un fiesta':

Por razones que al autor le bastan, a muchos lugares, personas, observaciones e impresiones no se les ha dado cabida en este libro. Hay secretos, y hay cosas que todo el mundo sabe y de que todo el mundo ha escrito y sin duda volverá a escribir.

No se encontrará mención del Stade Anastasie, donde los boxeadores servían de camareros a las mesas entre árboles, y el ring estaba en el jardín. Ni de los entrenamientos con Larry Gains, ni de los grandes combates a veinte asaltos en el Cirque d'Hiver. Ni de buenos amigos como fueron Charlie Sweeney, Bill Bird y Mike Strater, ni de André Masson ni de Miró. No se dice palabra de nuestros viajes a la Selva Negra, ni de las exploraciones de un día por los bosques que tanto nos  gustaban, alrededor de París. Sería estupendo que todo hubiera cabido en el libro, pero por ahora nos quedamos con las ganas.

Si el lector lo prefiere, puede considerar el libro como obra de ficción. Pero siempre cabe la  posibilidad de que un libro de ficción arroje alguna luz sobre las cosas que fueron antes contadas como hechos.”

Se diría que tanto en el caso de 'Muerte en la Tarde' como en el de 'París era una fiesta' Hemingway siente la necesidad de decir que podría haber dicho más que lo que realmente ha dicho, o sea, escrito. Sin embargo a José Luís Castillo-Puche ese capítulo XX de 'Muerte en la tarde', el último del libro, más lo que él mismo fue inventando por el camino, le hizo ver a Hemingway como casi un español más, ya llegaremos también a eso. La cuestión es que Ernest Hemingway escribió lo que escribió, un tratado de eso que ya hemos dicho y nos da grima repetir titulado 'Muerte en la tarde', y no, por ejemplo, 'Mi amada España', que tanto le hubiera gustado a Castillo-Puche, que está en la génesis de lo que el título de este libro adelanta –‘La momia Hemingway’-, nada más ni menos que de la españolización vía toros y posterior momificación –un “¡aquí mandamos nosotros!”- de Ernest Hemingway antes de que una vez convertido en momia obrara su milagro. Que se haría esperar. Nada más ni menos que la masificación de los Sanfermines.

Para 1932 habían pasado seis años desde la publicación de 'The Sun Also Rises' en los EUA (1926) y cinco desde la publicación de la obra en el Reino Unido con el título de 'Fiesta' y sin embargo la obra no había atraído en masa a turistas norteamericanos o británicos, los únicos que podían leerla. Para 1928 iba por su octava reimpresión en los USA, lo que supondría unos 60.000 ejemplares vendidos en total. Pues bien, el año 1933 visitaron la España republicana 9.333 estadounidenses. Si les sumamos 16.324 visitantes del Reino Unido, tenemos en total 25.657 visitantes anglófonos. Pues bien, tan sólo 10 estadounidenses y 27 de los otros visitaron Navarra.

En los USA la novela 'The Sun Aldo Rises' seguía siendo un éxito y muchos no podían entender que el autor hubiera malgastado su talento y su tiempo con un libro sobre toros. Por su parte Ernest Hemingway, con 'Muerte en la tarde', cerraba un ciclo, ya que de toros y eso no volvería a escribir hasta pasados más de veinte años. Ya podía dedicarse a otra cosa. Como a los safaris en África. El primero lo llevará a cabo durante los tres meses del verano 1933, en compañía de su segunda esposa, Pauline Pfeiffer.

Cabe señalar que el tres de Julio de ese año su primera esposa, Hadley Richardson, contrajo matrimonio con Paul Scott Mowrer, que había sido el primer ganador del premio Pulitzer al mejor corresponsal en el Extranjero, en 1928. Habían pasado seis años desde el divorcio casi casi exprés con Ernest, y el posterior matrimonio, no menos exprés, de este con Pauline Pfeiffer.

Pauline y Ernest se habían casado en París, por el rito católico, un día de mayo de 1927. Ella, corresponsal de la revista Vogue en París, era una gran amiga de Hadley, que la incluyó en su círculo de amistades más íntimas. Hadley había concedido el divorcio a Ernest en noviembre de 1926 y el asunto se solventó en enero del siguiente año. La pareja tuvo dos hijos: Patrick, nacido el 20 de junio de 1928, y Gregory, nacido el 12 de noviembre de 1931. Evidentemente ellos no viajaron a África de safari con sus progenitores. Los dejaron en Cayo Hueso, Florida, donde una vez casados establecieron su residencia, dando así fin a sus años de París, si bien no dejaron de viajar a Europa y, por supuesto a África. De safari.

El primer safari de Ernest Hemingway, pues habría alguno más, comenzó el 22 de noviembre de 1933, con el embarque de él mismo, su esposa Pauline y un amigo, Charles Thompson, a bordo del S.S. General Metzinger con rumbo a Mombasa, Kenia. De ahí viajan a Nairobi y desde Nairobi Hemingway ve por primera vez el Kilimanjaro. Ha encontrado una mina desde la que alimentar sus necesidades de materiales diversos. Y es que ese mismo año había empezado a  publicar reportajes en la revista Esquire.


Esquire, que vio la luz por primera vez en 1933, el año del primer safari, comenzó como una publicación generalista dirigida a los hombres, editada por David A. Smart y Arnold Gingrich. Con el tiempo se transformó en una revista más exclusiva, poniendo énfasis en la moda masculina y publicitando largamente las contribuciones de F. Scott Fitzgerald y el propio Hemingway. Éste publica, en concreto en el número de otoño, “Marlin off the Morro: A Cuban Letter”, en el que explica de qué va su nueva pasión: la pesca de pez aguja en aguas del Caribe. Empieza a ser un modelo de hombre para quienes se pueden permitir vivir como él, o al menos intentarlo. De hecho le han contratado para que escriba artículos sobre caza y pesca, a 250$ por cada uno.

 

Volviendo al safari, las dos primeras semanas de enero Hemingway padece de disentería. El primer león que cazan se lo atribuyen a Pauline. La disentería no remite. Es trasladado a Nairobi en avión y desde la altura puede ver el Kilimanjaro más claramente. En fin, vuelve al safari, de la caza pasa a la pesca a bordo del Xanadu, el 3 de marzo embarcan en Mombasa y para finales de mes están de vuelta en París.

El safari ha provisto al Ernest Hemingway escritor de ficciones materiales para algunos de sus mejores relatos y para un libro, 'Green Hills of Africa', en el que pone negro sobre blanco algunas opiniones sobre literatura. Por su parte el Ernest Hemingway modelo de hombre a imitar fija con ese libro su reputación como gran cazador, en línea con su rol de hombre valiente y arriesgado.

Mas Ernest Hemingway no sólo va de modelo de hombre. En enero de 1934, y como saliéndose de la pauta que le habían impuesto sobre de qué tenía que escribir, publica en la misma Esquire un largo reportaje titulado “The Friend of Spain: A Espanish Letter”. El reportaje, al igual que el que hemos citado sobre la pesca del pez aguja, está incluido en la selección de trabajos periodísticos de Hemingway que llevó a cabo William White, publicada bajo el título de 'By-Line / Selected Articles and Dispatches of Four Decades'. La versión española del libro, firmada por Agustín Puig, se publicó bajo el título de 'Enviado espacial / Artículos seleccionados correspondientes a cuatro décadas'. Pues bien, la carta del amigo español de Hemingway contenía un párrafo  que vino a resultar casi profético, pues si ya en una carta, real, de 1932 escribió aquella de “mientras en Eibar siguen fabricando armas para los carlistas”, en este, ficcionada, escribió algo que pronto sería verdad. En concreto, en la edición española leemos esto:

España es un gran país y actualmente está saturado de políticos, por lo que es imposible ser amigo de todos ellos con impunidad. El espectáculo de su manera de gobernar es más cómico que trágico, la tragedia es muy tupida”.

Eso de la “tragedia es muy tupida” resulta incomprensible, por lo que vamos a transcribir lo que Ernest Hemingway escribió en inglés: “The spectacle of its governing is at present more comic than tragic; but the tragedy is very close”. Es decir, que lo que escribió sería, en nuestro modesto entender, “la tragedia está muy cerca”. Y vaya que si lo estaba. Pero cuando en 1968 se publica el reportaje en castellano se borra el original, se sustituye por algo que nadie entiende, ¿pues qué significa ese “la tragedia es tupida?, y Ernest Hemingway es traicionado una vez más. ¿Escritor mediocre? Más bien escritor traicionado por sus traductores y, o, por sus editores españoles. ¿A quién molestó aquella frase profética de Ernest Hemingway? De hecho tampoco escribió exactamente “España es un gran país”, sino “Spain is a big country”, que no es lo mismo. No es lo mismo “país grande” que “gran país”, no. El traductor optó por una de las posibles traducciones de “big country”. En cualquier caso el matiz es importante de cara a dilucidar eso de que el autor era “casi un español más”.

De lo que sabía de política Ernest Hemingway daría otra muestra en 1936, en la misma Esquire, publicando “Wings Always Over Africa: an ornithological letter”, un reportaje amplio sobre la situación en Etiopía, por entonces colonia de Italia, hablando largamente de Mussolini.

Pero además de escribir pare revistas de moda, como Squire, escribió para la revista The New Masses, órgano del Partido Comunista de los EUA. Cabe destacar el artículo que publicó en aquella revista el 17 de septiembre de 1935 con el título (el editor alteró el título propuesto por el propio Hemingway) “Quién ha matado a los veteranos”. (Shortly after the natural disaster had occurred, writer Ernest Hemingway was contacted by the editors of New Masses to write an account of the storm from an insider's perspective. Hemingway's response was the article, "Who Murdered the Vets?: A First-Hand Report on the Florida Hurricane," published September 17, 1935, just weeks after the event. Although billed as a personal account, in reality it was an outraged demand for accountability for the needless death of the veterans. Demoledor artículo sobre la pobreza que casi se podría traer al aquí y ahora del estado español).

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEil2J6osH1xRdTbmiU2KFvXpiTkmP2BOJ2vTaMF8uF0Lne9jSjQYE7tyIc1ajCwaN7gdYwFF9-CdIYGnD_bV5jFLCLsrCtht9itqZ1YG-KWZS76l2y5Jqw_qNngWXASbiHHVqM-Sc8oWDo/s1600/The+New+Masses.jpgAl hilo de ese artículo no podemos olvidar Su relación con el partido comunista de EEUU le hizo sospechoso para el Comité de Actividades Antiamericanas, en concreto en el apartado de lo que se llamó “La caza de brujas de Hollywood”. Sobre este asunto Hemingway se dirigió por carta a MacCarthy, impulsor de dicha caza y de la ideología que se conocería como macartismo. Eso sí, Hemingway nunca fue llamado a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas, que es como se le llamo a aquel invento. Mas todo aquello vino tras la II Guerra Mundial, y estamos en 1935, cuando Ernest Hemingway mostró su compromiso con los veteranos de la I Guerra Mundial que habían sufrido los efectos del huracán que asoló Cayo Hueso. En cualquier caso pronto Ernest Hemingway tuvo la oportunidad de mostrar su compromiso, si no con las ideas comunistas, sí al menos con las corrientes progresistas de las historia, una vez que el golpe militar del 18 de julio desembocara en una guerra abierta y casi convencional. Él llegó en 1937. Y no lo hizo sólo.

 

 

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